Proyecto Share Fuenlabrada: coliving senior que inspira a Europa
El Proyecto Share Fuenlabrada se ha colado en la conversación europea sobre vivienda innovadora y con razón. Este experimento urbano combina apartamentos adaptados para personas mayores con alquiler asequible para jóvenes, todo reutilizando edificios públicos en desuso. Además, sitúa a Fuenlabrada en el mapa de las ciudades que se atreven a prototipar nuevas formas de convivencia intergeneracional. Si te interesa cómo la arquitectura puede cambiar la forma de envejecer en la ciudad, este proyecto merece que lo sigas de cerca.
Tabla de Contenidos
- 1 Qué es exactamente el Proyecto Share Fuenlabrada
- 2 Arquitectura y diseño: del colegio San Esteban al coliving para mayores
- 3 Innovación social del Proyecto Share Fuenlabrada: pacto entre generaciones
- 4 Fuenlabrada en la red europea de ciudades que miran a Share
- 5 Fuenlabrada como laboratorio urbano: entorno, servicios y vida cotidiana
- 6 Cómo está financiado y quién impulsa el Proyecto Share Fuenlabrada
- 7 Galería de fotos
El Proyecto Share Fuenlabrada es una iniciativa urbana que transforma el antiguo colegio San Esteban en un complejo residencial pensado para personas mayores, pero conectado directamente con la realidad de los jóvenes que buscan vivienda. Por un lado, se crean alrededor de una veintena de apartamentos adaptados para mayores, con uno o dos dormitorios, salón, cocina y baño accesible. Por otro, el programa impulsa que esas personas mayores alquilen sus viviendas actuales a jóvenes de la ciudad con rentas asequibles, generando un circuito muy interesante de intercambio urbano y social. Además, el proyecto se financia en gran parte con fondos europeos y se ha convertido en un referente para otras ciudades que buscan modelos de vivienda cooperativa y sostenible.
Lo más interesante es que no hablamos solo de arquitectura, sino de una política pública que vincula regeneración urbana, envejecimiento activo y acceso a vivienda joven. El antiguo centro educativo, hoy en desuso, pasa a funcionar como un laboratorio real de coliving senior. Así, Fuenlabrada utiliza equipamientos infrautilizados para dar respuesta a dos retos urbanos clave: la soledad no deseada de las personas mayores y la falta de alquiler asequible para gente joven. Por eso el Proyecto Share Fuenlabrada empieza a citarse en foros europeos como un ejemplo práctico de cómo repensar la ciudad consolidada sin depender exclusivamente de nuevas construcciones en periferia.
Arquitectura y diseño: del colegio San Esteban al coliving para mayores
La gran operación física del Proyecto Share Fuenlabrada se concentra en el antiguo colegio San Esteban, un conjunto educativo en desuso que se reconvierte en equipamiento residencial. A través de un concurso de proyectos organizado junto al Colegio Oficial de Arquitectos, se eligió la propuesta LAETITIA, del estudio Entresitio S.L.P., liderado por los arquitectos César Jiménez de Tejada, María Hurtado de Mendoza y Borja Requena. Su planteamiento respeta y reutiliza parte de la estructura existente, la adapta y la completa hasta configurar más de veinte apartamentos distribuidos en dos volúmenes que se conectan mediante plataformas y recorridos exteriores.
Desde el punto de vista espacial, la apuesta pasa por crear viviendas compactas pero luminosas, con una o dos habitaciones, pensadas para que una persona mayor pueda vivir sola o en pareja con total autonomía. Además, se priorizan recorridos accesibles, plantas claramente legibles y espacios comunes generosos, en torno a 400 metros cuadrados de zonas verdes y estanciales. Estos patios, terrazas y corredores actúan como extensión de la vivienda y como soporte para la vida comunitaria, algo clave en un coliving senior. Así, el Proyecto Share Fuenlabrada no solo recicla un edificio, sino que lo traduce en un pequeño barrio ajardinado donde la escala es amable y manejable para quienes lo van a habitar.
Más allá de la reforma arquitectónica, el gran salto del Proyecto Share Fuenlabrada está en su diseño social. La idea central es sencilla pero potente: las personas mayores se mudan a estos nuevos apartamentos adaptados, mientras ponen sus viviendas actuales a disposición del Ayuntamiento para alquilarlas a jóvenes con rentas ajustadas. De esta manera, se genera una relación de beneficio mutuo. Las personas mayores ganan autonomía, accesibilidad y acompañamiento comunitario; los jóvenes acceden a viviendas ya existentes en barrios consolidados, con precios más bajos que el mercado habitual.
Además, el modelo fomenta conexiones entre generaciones aunque no vivan en el mismo edificio. Los mayores no se aíslan en un complejo cerrado, sino que mantienen lazos con la ciudad y con los distritos donde antes residían. A la vez, la administración municipal se ahorra levantar nuevas promociones masivas en suelos periféricos, porque aprovecha el parque de vivienda ya construido. El Proyecto Share Fuenlabrada, por tanto, se coloca en la onda de otras iniciativas europeas de cohousing y coliving, pero con una lectura muy local: se acopla a la trama urbana de Fuenlabrada y a su parque residencial existente, y lo hace desde una perspectiva de cuidado y apoyo mutuo entre edades.
El impacto del Proyecto Share Fuenlabrada ha ido mucho más allá de los límites del municipio. Gracias a la financiación de la Iniciativa Urbana Europea, el proyecto se ha convertido en caso de estudio para ciudades que buscan modelos de vivienda colaborativa. Delegaciones de municipios de Italia, Lituania, Grecia y otros países han viajado a Fuenlabrada para conocer de primera mano el planteamiento arquitectónico y, sobre todo, el diseño de política pública que hay detrás. Además, la ciudad participa en redes como Cities 4 Co-Housing, donde comparte aprendizajes y adapta referencias de proyectos pioneros de convivencia colaborativa desarrollados en otras capitales europeas.
Esta exposición internacional tiene un efecto interesante: coloca a una ciudad metropolitana madrileña, tradicionalmente asociada al crecimiento residencial de las últimas décadas, en el centro de los debates actuales sobre cómo envejecer en comunidad y cómo lidiar con la crisis de acceso a la vivienda. Así, el Proyecto Share Fuenlabrada se presenta en congresos, seminarios y visitas técnicas como un ejemplo replicable, aunque siempre recordando que la clave está en adaptar el modelo a cada contexto. Para quienes vivimos en la región de Madrid, resulta inspirador ver cómo una iniciativa local puede influir en debates que se están teniendo en Bruselas, Viena o varias ciudades francesas.
Fuenlabrada como laboratorio urbano: entorno, servicios y vida cotidiana
Situar el Proyecto Share Fuenlabrada en el mapa implica entender el papel del municipio dentro del área metropolitana de Madrid. Fuenlabrada ha pasado de ser ciudad dormitorio a consolidar una identidad propia, con equipamientos culturales, red de centros de mayores, universidad y una vida asociativa intensa. El antiguo colegio San Esteban no se recicla en mitad de la nada, sino dentro de una trama barrial que ya cuenta con transporte público, comercio de proximidad y servicios urbanos consolidados. Por eso, los futuros residentes no solo ganan un apartamento nuevo, sino un día a día más sencillo, con todo a mano y recorridos peatonales relativamente cómodos.
Además, el diseño del conjunto incorpora zonas verdes y espacios de estancia que conectan con esta escala de barrio. Los patios ajardinados, los bancos, las transiciones entre interior y exterior y, en general, la forma en que se organiza la planta baja buscan favorecer encuentros cotidianos: una charla rápida, un paseo corto o una actividad organizada. Este tipo de detalles arquitectónicos, sumados a la situación urbana, son los que pueden marcar la diferencia entre un complejo residencial más o un coliving senior que realmente ayude a envejecer bien en la ciudad. En ese sentido, el Proyecto Share Fuenlabrada funciona como prototipo de cómo reconvertir equipamientos educativos en espacios habitables para una nueva etapa vital.
Una de las claves del Proyecto Share Fuenlabrada es su estructura de financiación y gobernanza. El Ayuntamiento ha conseguido alrededor de cinco millones de euros de fondos europeos ligados a programas de innovación urbana, a los que se suma la aportación municipal y la de entidades colaboradoras. Entre los socios locales destacan el instituto municipal de vivienda, organizaciones especializadas en envejecimiento, colectivos vecinales y agentes dedicados a la convivencia intercultural. Junto a ellos, universidades y equipos de investigación ayudan a medir el impacto del experimento para que los resultados puedan compartirse con otras ciudades europeas.
Este entramado institucional permite que el proyecto no se quede en una mera obra de rehabilitación, sino que se acompañe de programas de apoyo social, participación y seguimiento. Por tanto, el Proyecto Share Fuenlabrada se entiende como un piloto a largo plazo: se diseña, se construye, se habita y se evalúa. Si la experiencia funciona, es probable que veamos otros edificios públicos en desuso reconvertidos en alojamientos para mayores, vinculados a viviendas asequibles para jóvenes. Y, con ello, Fuenlabrada seguiría reforzando su papel de ciudad que experimenta con nuevas maneras de habitar, justo en la frontera entre la arquitectura, las políticas sociales y el urbanismo metropolitano.
Galería de fotos
Explora las imágenes del Proyecto Share Fuenlabrada y visualiza cómo este antiguo colegio se transforma en un coliving senior referente en Europa.
