Conexión peatonal Madrid Río–Manzanares accesible y silenciosa

Conexión peatonal Madrid Río–Manzanares accesible y silenciosa

La nueva conexión peatonal Madrid Río–Manzanares ya es una realidad y cambia, para bien, la forma de moverse junto al río. Durante los últimos años, el Ayuntamiento ha cosido este tramo con rampas accesibles, pavimentos renovados y pantallas acústicas que reducen el ruido de la M-30. Además, la actuación se enmarca en una inversión cercana a los 20 millones de euros en sendas peatonales y parques de toda la ciudad, lo que refuerza a Madrid como laboratorio urbano de espacio público y vida al aire libre.

Qué supone la nueva conexión peatonal Madrid Río–Manzanares

Esta nueva conexión peatonal Madrid Río–Manzanares se localiza a la altura de la presa 9 del río, en el entorno que une los distritos de Arganzuela y Usera. Hasta ahora, el acceso desde las dos márgenes era poco amable, con tramos de escaleras y pavimentos irregulares que complicaban el paso de carritos, bicicletas y, sobre todo, de personas con movilidad reducida. Con la obra finalizada, el itinerario es continuo y accesible, pensado para que cualquier madrileño pueda cruzar el río sin barreras. Además, el ruido de la M-30 se mitiga gracias a nuevas pantallas acústicas diseñadas específicamente para este entorno urbano.

El proyecto no se queda en una simple mejora puntual de un acceso a la presa. En realidad, forma parte de una estrategia más amplia para consolidar el Manzanares como un auténtico corredor peatonal y de ocio, enlazando Madrid Río con el parque lineal del Manzanares. Por eso, los trabajos han extendido sus efectos varios cientos de metros aguas abajo, mejorando la calidad del paseo y reforzando la continuidad del paisaje fluvial. Así, el río deja de ser una frontera y se convierte, cada vez más, en un eje que une barrios y estilos de vida, además de ofrecer un espacio seguro para correr, pasear o ir en bici.

Rampas accesibles y pavimentos continuos en la conexión peatonal Madrid Río–Manzanares

El corazón del proyecto está en la accesibilidad. Las antiguas escaleras que subían al vial que corona la presa 9 se han sustituido por rampas con una pendiente del 6 %, cumpliendo los estándares de accesibilidad universal. Gracias a esta intervención, el recorrido entre ambas orillas se vuelve mucho más amable y, sobre todo, practicable para personas en silla de ruedas, mayores, familias con carritos o ciclistas que prefieren evitar peldaños. Además, el trazado se ha diseñado como un itinerario único, sin cambios bruscos de nivel y con dimensiones generosas para absorber bien el flujo de usuarios que ya atrae Madrid Río.

Junto a las rampas, se han renovado las losas irregulares que enlazaban el paseo de Madrid Río con el acceso a la presa, sustituyéndolas por pavimento accesible y estable. Esta mejora se nota al instante bajo los pies: el suelo responde mejor a la pisada, es menos resbaladizo y reduce tropiezos. Además, la homogeneidad del pavimento contribuye a que el itinerario sea más legible, algo clave cuando se trata de recorridos que combinan peatones, deportistas y bicicletas. En paralelo, se ha cuidado la integración paisajística del tramo, con una transición más suave entre los caminos del parque y la estructura hidráulica de la presa.

Pantallas acústicas y confort urbano junto a la conexión peatonal Madrid Río–Manzanares

Uno de los grandes retos de este punto del Manzanares es el ruido constante de la M-30, que discurre en paralelo y acompaña cada paso con un fondo de tráfico rodado. Para afrontarlo, el proyecto ha incorporado pantallas acústicas en la margen derecha del río, junto a la pasarela que enlaza Madrid Río con el parque lineal del Manzanares. Estas barreras, de unos 2,5 metros de altura, se componen de paneles tipo sándwich con núcleo de lana de roca y una cara multiperforada que mejora la absorción del sonido. Además, se apoyan sobre cimentaciones de hormigón armado capaces de resistir cargas de viento importantes.

La intervención no se limita al entorno inmediato de la presa, sino que se prolonga aproximadamente 550 metros aguas abajo para extender la mejora acústica. También se ha ejecutado una segunda pantalla entre la pasarela de madera que lleva al parque lineal y el carril de incorporación a la M-30. De esta manera, el tramo que antes obligaba a levantar la voz para hablar ahora resulta bastante más silencioso y agradable. Además, el diseño de los paneles y de sus uniones evita los temidos puentes acústicos, por lo que el efecto de reducción de ruido es más homogéneo. Todo esto se traduce en más confort para quienes pasean, hacen deporte o simplemente se sientan a mirar el río.

Inversión global: casi 20 millones en sendas y parques conectados al Manzanares

La actuación en la conexión peatonal Madrid Río–Manzanares, con un presupuesto específico de 416.000 euros, es solo la pieza más visible de una política municipal más amplia. Desde 2019 hasta 2024, el Ayuntamiento ha destinado alrededor de 19,7 millones de euros a mejorar la accesibilidad de parques y zonas verdes en toda la ciudad. Gracias a este esfuerzo, se han regenerado espacios como el parque de Pradolongo, con nuevos accesos y rampas, y se ha ampliado la Cuña Verde de O’Donnell con caminos mejorados y juegos inclusivos. Además, estos proyectos no solo responden a criterios técnicos, también buscan que los parques funcionen como infraestructuras sociales que conectan barrios.

En esa misma línea, se han ejecutado obras en el parque de La Gavia, donde se han mejorado pavimentos, barandillas y recorridos accesibles, y en el histórico parque de San Isidro, que ha incorporado rampas y áreas infantiles pensadas para todos. Durante 2023, la recuperación de la Montaña Artificial del Retiro ha permitido que este icono vuelva a ser visitable con un entorno totalmente accesible, mientras que en 2024 la Casa de Campo ha renovado caminos y viales con una inversión superior al millón de euros. Por tanto, la operación en la presa 9 no es un gesto aislado, sino una pieza dentro de una cadena de proyectos que reconfiguran el espacio libre madrileño como una red continua y acogedora.

Cómo disfrutar hoy de la conexión peatonal Madrid Río–Manzanares

Para un madrileño joven o para quien se acaba de mudar a la ciudad, esta nueva conexión peatonal Madrid Río–Manzanares abre varias posibilidades de uso diario. Por un lado, permite convertir el río en un auténtico eje de movilidad blanda: puedes cruzar cómodamente entre Arganzuela y Usera, combinar un trayecto en bici con un paseo y encadenar varios parques sin necesidad de tocar la calzada. Por otro lado, el nuevo recorrido con rampas hace que entrenar corriendo o caminando resulte más fluido, sin interrupciones por escaleras ni estrechamientos incómodos. Además, el menor ruido de la M-30 mejora la sensación de estar en un parque y no pegado a una autopista urbana.

Si te gusta explorar la ciudad a pie, puedes plantearte rutas que salgan desde el Matadero y sigan el cauce hacia el sur, enlazando con el parque lineal del Manzanares y descubriendo miradores, áreas deportivas y zonas de juego que antes quizá pasabas por alto. Además, este tramo funciona especialmente bien al atardecer, cuando el tráfico sigue ahí, pero el efecto de las pantallas acústicas y el paisaje del río logran un ambiente más calmado. En cambio, si vienes con niños, las pendientes suaves y la continuidad del pavimento facilitan que el paseo sea menos cansado y más seguro. Por eso, muchos vecinos están empezando a incorporar este nuevo itinerario a su rutina diaria.

Datos prácticos para visitar el entorno de Madrid Río y el Manzanares

Si quieres conocer de primera mano esta intervención, puedes acceder a la zona desde el parque de Madrid Río, en el tramo próximo a Legazpi y al Matadero, caminando hacia el sur por la margen del río hasta la presa 9. También es posible aproximarse desde el parque lineal del Manzanares, utilizando las pasarelas peatonales que cruzan el cauce y conectan con los barrios de Arganzuela y Usera. Además, el área está bien comunicada mediante transporte público, con varias líneas de autobús y estaciones de metro cercanas, lo que facilita una visita sin necesidad de coche. Conviene recordar que se trata de un espacio peatonal, por lo que las bicicletas deben convivir con peatones con cierta prudencia.

Al moverte por la nueva conexión peatonal verás claramente las rampas que sustituyen a las antiguas escaleras, los pavimentos nuevos y las pantallas acústicas paralelas a la M-30. Aunque la obra se integra en el paisaje de forma discreta, se percibe la diferencia en comodidad, especialmente si ya conocías el tramo antes de la intervención. Además, al formar parte del gran corredor verde del Manzanares, esta zona se puede combinar con otros planes: desde una visita cultural al Matadero hasta una comida informal en los alrededores de Legazpi o un paseo largo que termine en los tramos más naturales del río. Por eso, cada vez más madrileños incluyen este paseo en sus fines de semana.

Galería de fotos

Pasea con calma por las imágenes y descubre cómo ha cambiado este tramo del Manzanares tras la nueva conexión peatonal.

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