Senda fluvial del Manzanares: otoño fácil en El Pardo

Senda fluvial del Manzanares: otoño fácil en El Pardo

Senda fluvial del Manzanares: la escapada que te resuelve una mañana de otoño sin salir de Madrid. En apenas dos horas y con un desnivel suave, caminas junto al río por el Monte de El Pardo, con posibilidades de ver corzos y jabalíes si hay suerte. Además, el trazado es cómodo y está señalizado, por lo que resulta ideal para ir con amigos, familia o en solitario. Por tanto, es un plan perfecto cuando buscas naturaleza cercana y cero complicaciones.

Qué es la Senda fluvial del Manzanares

La Senda fluvial del Manzanares es un itinerario sencillo que bordea la ribera del río a su paso por el Monte de El Pardo. Se trata de una ruta lineal de 7,6 km y dificultad baja, con unas dos horas de duración y apenas 29 metros de desnivel acumulado. Por eso, muchas personas la eligen como primera toma de contacto con este entorno protegido, donde el encinar y los pinares se mezclan con sotos de chopos, sauces y eneas. Además, el firme es cómodo y alterna un camino principal ancho con una traza más estrecha, muy próxima al agua, que permite disfrutar del murmullo del Manzanares. La señalización guía sin pérdida, así que puedes avanzar con tranquilidad y ritmo constante. En cambio, si vas con peques o con bici, conviene mantener prudencia en los tramos de mayor afluencia. Por supuesto, en otoño el paisaje luce colores dorados y una luz suave que invita a parar, respirar y hacer fotos. En conjunto, la experiencia condensa naturaleza, historia y cercanía urbana en un mismo paseo.

Itinerario paso a paso por la Senda fluvial del Manzanares

El recorrido suele iniciarse en el aparcamiento de Somontes, muy próximo al desvío hacia la zona de la Zarzuela. Allí, bajo el puente del ferrocarril, arranca la senda más pegada al cauce; en paralelo discurre el vial principal, más ancho. Ambas trazas se cruzan en varios puntos, por lo que puedes alternarlas según te apetezca. Al inicio, el río acompaña entre eneas y tarayes; enseguida aparecen praderas clareadas por encina y algún pinar. Además, tras unos minutos de marcha tranquila, asoman mesas y fuentes en un área recreativa que invita a una pausa breve antes de continuar. Más adelante, el camino alcanza el conocido puente del tren y, poco a poco, se aproxima al casco urbano de El Pardo. Allí pasan cerca instalaciones históricas y, de nuevo junto al cauce, el paseo gana en carácter fluvial. Después, la senda llega al entorno del Puente de los Capuchinos y, si te quedan ganas, puedes estirar hasta Mingorrubio, donde el bosque mediterráneo se hace más denso. Sin embargo, conviene recordar que es una ruta lineal: el retorno se realiza por el mismo itinerario, así que calcula la mitad del tiempo para la vuelta. Así, en dos horas bien medidas, habrás completado la experiencia fluvial más amable de la capital.

Cómo llegar, logística y datos clave de la Senda fluvial del Manzanares

Llegar es muy fácil. Si vas en transporte público, la línea 164 de la EMT conecta Moncloa con El Pardo durante el día, por lo que puedes empezar y terminar sin coche. En coche, el aparcamiento de Somontes funciona como punto de partida habitual, aunque en fines de semana se llena pronto; por eso, acude temprano. Además, la ruta admite bici recreativa en el camino principal, siempre cediendo prioridad al peatón. Recuerda que te encuentras en un espacio protegido y que gran parte del monte tiene acceso restringido; por tanto, permanece en las sendas señalizadas. Lleva agua, porque aunque hay fuentes en un área recreativa, no siempre garantizan caudal. En días con lluvias recientes, usa calzado con buen agarre porque la senda fluvial puede estar húmeda.

  • Distancia: 7,6 km
  • Duración orientativa: 2 horas
  • Desnivel acumulado: 29 m
  • Tipo: lineal (ida y vuelta por el mismo trazado)
  • Dificultad: fácil, apta para familias
  • Inicio recomendado: aparcamiento de Somontes
  • Mejor época: otoño e invierno, con luz suave y menos calor

Por último, planifica el atardecer si quieres disfrutar de colores espectaculares y, quizá, mayor actividad de fauna. Así optimizas tiempo, luz y transporte.

Fauna y seguridad: corzos, jabalíes y aves del Manzanares

Una de las razones por las que la Senda fluvial del Manzanares enamora es la facilidad para observar fauna. Con calma y a primeras horas, no es raro ver corzos alimentándose en claros cercanos al río. También pueden aparecer jabalíes, sobre todo al amanecer y al anochecer. Por eso, mantén siempre distancia, guarda silencio y no los alimentes. Además, el cauce y las islas fluviales acogen garzas, cormoranes, ánades y otras aves que aprovechan las hidrotecnias del río como posaderos. En cuanto a seguridad, lleva frontal si vas a apurar la luz, usa prendas visibles y camina por el margen más alejado de bicis cuando el camino se estrecha. Si vas con perro, mejor con correa corta para evitar encuentros inesperados con fauna. En verano, el calor aprieta; en otoño, en cambio, la temperatura ayuda y el suelo se mantiene más firme. Por supuesto, respeta todas las señales y evita salirse de los caminos balizados: el monte es un espacio protegido y su conservación depende también de nuestras pequeñas decisiones.

Historia y paisaje del Monte de El Pardo

El Monte de El Pardo es uno de los grandes tesoros verdes de Madrid. Históricamente fue cazadero real y hoy lo gestiona Patrimonio Nacional. Entre 1751 y 1756 se levantó la tapia que aún delimita gran parte del perímetro, lo que explica su excelente conservación. Además, el ámbito forma parte de la Red Natura 2000 a través de figuras de protección específicas, y el área del río se integra en una Zona Especial de Conservación. Por tanto, no extraña que el paisaje mantenga un mosaico mediterráneo donde mandan la encina, el alcornoque aislado, el pino piñonero y los matorrales de jara, cantueso y retama. Junto al cauce, en cambio, dominan las formaciones de ribera: chopos, fresnos, sauces y carrizos. La Senda fluvial del Manzanares te permite leer esa transición sin esfuerzo, mientras el río avanza entre pequeñas islas y orillas sombreadas. Además, a lo largo del itinerario aparecen puentes históricos y áreas recreativas que hacen más amable la marcha. Así, la ruta combina interés natural, cultural y deportivo en un mismo paseo muy cercano a la ciudad.

Galería de fotos

Prepara la cámara: colores otoñales, luz baja y el río a tu lado invitan a parar y mirar.

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