Ciencia en Primera Persona en MUNCYT Alcobendas: alimentos procesados

Ciencia en Primera Persona en MUNCYT Alcobendas: alimentos procesados

Si te apetece un plan cultural con sabor a laboratorio, Ciencia en Primera Persona llega a MUNCYT Alcobendas con una charla que mira de frente a lo que pasa cuando fríes, tuestas o asas. Porque, mientras tú cocinas, en el alimento ocurren reacciones que cambian aromas, texturas y colores. Sin embargo, también pueden aparecer compuestos no tan simpáticos. Por eso, esta sesión te ayuda a entender qué se forma durante el procesado, por qué ocurre y cómo encaja con la salud, sin dramas y con ciencia clara.

Qué es Ciencia en Primera Persona y por qué engancha

Ciencia en Primera Persona es un formato de charla divulgativa pensado para público general, y eso se nota desde el minuto uno. En lugar de soltar una lección fría, plantea una conversación guiada por una experta que aterriza conceptos complejos en ejemplos cotidianos. Además, el tema de la cocina funciona como gancho perfecto: todos tenemos una sartén, todos hemos visto cómo un pan se tuesta o cómo una patata cambia de color en aceite caliente. Por tanto, la ciencia deja de ser abstracta y se vuelve doméstica, casi inmediata.

En esta edición, el foco está en el “lado menos visible” del procesado de alimentos. Es decir, se reconoce lo positivo del procesado, pero también se explica qué reacciones pueden generar contaminantes químicos. Así, el plan no busca asustar, sino enseñar a mirar el plato con un poco más de criterio. En cambio, si vienes esperando una charla moralista, no va de eso: va de entender mecanismos, contexto y decisiones informadas.

Además, hacerlo dentro de un museo como el MUNCYT tiene un punto especial. El museo ya te coloca en modo curiosidad, y eso facilita que conectes con los “porqués”. Por eso, es un plan ideal si quieres salir de la rutina y llevarte una idea nueva para comentar en la cena.

Ciencia en Primera Persona: qué pasa al freír, tostar o asar

Cuando aplicas calor a un alimento, no solo “lo haces”. En realidad, disparas un conjunto de reacciones químicas que cambian su estructura y, en consecuencia, su olor, su sabor y su textura. Por ejemplo, ese dorado que asociamos a lo apetitoso suele venir de reacciones que generan compuestos aromáticos y pigmentos. Sin embargo, el mismo escenario de altas temperaturas, poca agua y tiempos largos puede favorecer la aparición de sustancias no deseadas.

En esta charla se aborda, entre otros, el caso de la acrilamida y el furano, dos compuestos que pueden formarse durante ciertos procesos térmicos. Así, el interés está en entender el “cómo” y el “cuándo”: qué condiciones lo facilitan, qué alimentos tienden a ser más susceptibles y qué hábitos domésticos cambian el resultado. Además, mirar el procesado desde este ángulo te ayuda a ver la cocina como un equilibrio entre placer, técnica y control.

Por supuesto, el procesado también tiene beneficios claros. De hecho, permite garantizar calidad microbiológica y hacer comestibles algunos productos. Por tanto, el mensaje no es “todo lo procesado es malo”, sino “entendamos las variables”. En cambio, si te quedas solo con titulares, es fácil perder matices.

Ciencia en Primera Persona y los “compuestos traviesos”: riesgos, contexto y hábitos

El gran valor del plan es poner contexto. Hablar de contaminantes químicos en alimentos suena fuerte, sin embargo la clave está en comprender que el riesgo depende de dosis, frecuencia y exposición. Además, no todo alimento se comporta igual, ni todas las técnicas de cocción generan las mismas condiciones. Por eso, la charla resulta útil para ordenar ideas: qué significa que algo “puede formarse”, qué papel juega la temperatura, y cómo influyen el tiempo y el tipo de alimento.

También ayuda a revisar hábitos cotidianos con una mirada más fina. Por ejemplo, tendemos a confundir “muy tostado” con “más sabor”. Sin embargo, el exceso de tostado implica reacciones más intensas y, por tanto, puede aumentar la formación de ciertos compuestos. En cambio, si ajustas el punto de cocción, mantienes buena parte del sabor sin irte al extremo. Además, aprender a leer el color, la textura y el olor como indicadores te da control sin complicarte la vida.

Por supuesto, nadie cocina igual todos los días. Por eso, el enfoque divulgativo es práctico: entender para decidir. Y además, es un tema que siempre genera conversación, porque cruza cocina, salud y cultura gastronómica. En consecuencia, sales con herramientas para pensar, no con una lista rígida de prohibiciones.

Ponente, formato y experiencia en sala en MUNCYT Alcobendas

La charla la imparte Marta Mesías García, doctora en Ciencia y Tecnología de los Alimentos por la Universidad de Granada y científica titular en el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición (ICTAN) del CSIC. Además, ese perfil combina investigación con divulgación, lo cual suele traducirse en explicaciones muy bien hiladas. Por tanto, el plan tiene un respaldo científico serio, pero busca un lenguaje accesible.

El encuentro se celebra en el Aula Ángeles Alvariño de MUNCYT Alcobendas. Además, la actividad es presencial, aunque también contempla retransmisión en directo en formato online mediante la plataforma Teams, con acceso mediante solicitud previa. Sin embargo, durante el streaming no se permite intervenir ni hacer preguntas, así que, si te apetece vivirlo con más ambiente, merece la pena intentar plaza presencial. En cambio, si vas justo de tiempo o vienes desde lejos, la opción online te salva el plan.

Otro punto interesante: la entrada es libre y gratuita hasta completar aforo. Por eso, si lo tienes claro, conviene moverte con antelación para asegurar asistencia. Además, el museo suele atraer a gente curiosa y con ganas de aprender, y eso crea un clima muy agradecido para este tipo de charlas.

Cómo encajar el plan: fecha, horario y claves para aprovecharlo

La sesión de Ciencia en Primera Persona se celebra el domingo 14 de diciembre de 2025 a las 12:00, en MUNCYT Alcobendas. Además, el horario de mediodía encaja muy bien con un plan de domingo: puedes ir a la charla y, después, alargar con comida por la zona o volver a casa con la sensación de haber hecho algo distinto. Por tanto, es uno de esos planes que no te rompe el día y, sin embargo, te lo mejora.

Para aprovecharlo, llega con un par de preguntas en la cabeza. Por ejemplo: ¿qué alimentos de tu semana pasan más por fritura o tostado? ¿Dónde te gusta “apurar” el dorado? Además, si cocinas a menudo, te resultará fácil identificar momentos en los que el calor manda y tú solo observas. En cambio, si no cocinas tanto, la charla te servirá igual, porque habla de hábitos alimentarios comunes.

Además, intenta quedarte con un par de ideas operativas, no con todo. Por eso, lo ideal es salir con un “ah, esto era así” y un “vale, esto lo puedo ajustar”. En consecuencia, la ciencia se vuelve útil sin volverse pesada.

Galería de fotos

Asómate a la galería y entra en ambiente: museo, aula, y ese momento en el que la ciencia se vuelve totalmente cotidiana.

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