El Prado cotidiano: 150 historias para un museo muy vivo
El Prado cotidiano demuestra que el Museo del Prado no solo vive en el Paseo del Prado, sino también en salones, cocinas, oficinas y aulas repartidas por medio mundo. Con motivo de su 206 aniversario, el museo ha estrenado un microsite que recoge más de 150 historias personales enviadas por ciudadanos de 18 países. Así, además de celebrar su pasado, esta iniciativa convierte la memoria íntima de los visitantes en una nueva capa del relato del museo.
Tabla de Contenidos
- 1 Qué es El Prado cotidiano y por qué importa tanto
- 2 El 206 aniversario del Prado: un cumpleaños con acceso gratuito
- 3 Un mapa global de historias: el alcance internacional de El Prado cotidiano
- 4 Velázquez, Goya, El Bosco y compañía en la vida diaria
- 5 El Prado cotidiano y la ciudad de Madrid: ecos más allá del museo
- 6 Cómo participar y disfrutar al máximo de El Prado cotidiano
- 7 Galería de fotos
Qué es El Prado cotidiano y por qué importa tanto
El Prado cotidiano es un microsite participativo del Museo del Prado que reúne testimonios, fotografías y recuerdos vinculados a su colección, enviados por personas de todo el mundo. No se centra en las grandes efemérides académicas, sino en la vida diaria: en esa reproducción del Jardín de las Delicias sobre un escritorio, en el póster de Las meninas junto al espejo del dormitorio, o en las copias heredadas de un antiguo comercio de provincias. Gracias a ello, el aniversario del museo se transforma en una celebración compartida, afectiva y, sobre todo, muy cercana.
Además, el proyecto funciona como un mapa emocional del Prado extendido por hogares, oficinas, comercios y espacios cotidianos. Cada aportación incluye una breve historia que explica por qué esa imagen está ahí y qué papel juega en la biografía de quien la envía. Por tanto, el museo deja de ser únicamente un edificio monumental en Madrid para convertirse en una red de recuerdos personales, donde la colección se mezcla con sobremesas familiares, mudanzas, regalos de viaje o descubrimientos juveniles. Esa dimensión íntima es la clave de El Prado cotidiano.
El 206 aniversario del Prado: un cumpleaños con acceso gratuito
El Museo del Prado celebró su 206 aniversario el 19 de noviembre de 2025, una fecha que aprovecha cada año para abrirse todavía más a la ciudad. Durante esa jornada, el acceso fue gratuito y el edificio se llenó de visitantes que quisieron soplar las velas con Velázquez, Goya o El Bosco como testigos silenciosos. Sin embargo, en esta ocasión el protagonismo no estuvo solo en las salas: el lanzamiento de El Prado cotidiano trasladó parte de la fiesta al entorno digital, sin fronteras geográficas.
Además, el aniversario se planteó como un diálogo entre la institución histórica y sus públicos actuales. Por un lado, el museo sigue siendo una de las grandes estructuras culturales de Madrid, con su arquitectura neoclásica alineada con el eje del Paseo del Prado. Por otro, a través de El Prado cotidiano se invitó a quienes no podían desplazarse físicamente a participar del cumpleaños desde sus casas, compartiendo fotografías de reproducciones, objetos inspirados en obras de la colección o pequeñas reliquias compradas en la tienda del museo. Así, el 19 de noviembre se vivió tanto en las galerías como en las pantallas.
Un mapa global de historias: el alcance internacional de El Prado cotidiano
El Prado cotidiano no se limita a Madrid, ni siquiera a España. El microsite reúne más de 150 relatos procedentes de 18 países, desde ciudades europeas como París, Roma, Viena o Copenhague hasta destinos americanos como Ciudad de México, Montevideo, Guatemala o varias localidades de Colombia y Argentina. Esta dispersión geográfica revela hasta qué punto la colección del Prado ha viajado en forma de láminas, libros, camisetas, postales o recuerdos escolares, convirtiéndose en un icono compartido más allá de nuestras fronteras.
Además, cada testimonio se sitúa en un mapa interactivo que permite explorar el proyecto por lugares de procedencia. No es lo mismo una copia de La fragua de Vulcano que lleva más de un siglo acompañando a una familia gallega, que unas pequeñas guías de sala guardadas como tesoro por un estudiante recién llegado a Madrid, o los mosaicos de crochet inspirados en La maja vestida y Las meninas en una oficina de turismo levantina. El valor de El Prado cotidiano está precisamente en esa diversidad de acentos, contextos y objetos que, juntos, dibujan una comunidad global alrededor del museo.
Velázquez, Goya, El Bosco y compañía en la vida diaria
Si se recorre con calma El Prado cotidiano, aparecen algunos nombres que se repiten como viejos conocidos: Velázquez, Goya, El Bosco, Murillo, Rubens, Tiziano o Madrazo se cuelan una y otra vez en salones, pasillos y estanterías. Las meninas, por ejemplo, se transforman en muñecos, puzzles, cuadros bordados o réplicas colgadas en habitaciones infantiles. El Jardín de las Delicias salta de la sala del museo a una pared frente al escritorio de un estudiante, o a pequeñas figuras que decoran una estantería madrileña.
Además, las historias muestran cómo la colección del Prado sirve como brújula emocional. Una reproducción de La condesa de Vilches acompaña el crecimiento de una niña en Málaga, mientras una copia de San Juanito y el cordero, pintada por una abuela copista del museo, atraviesa generaciones, guerras y mudanzas hasta instalarse definitivamente en otro hogar. En otros casos, las obras se asocian a la fe o a rituales familiares, como las pequeñas tablas con escenas navideñas que cada año se colocan sobre una mesa decorada. El Prado cotidiano confirma que las obras no solo se contemplan: también se heredan, se regalan y se incorporan a la rutina.
El Prado cotidiano y la ciudad de Madrid: ecos más allá del museo
Vivir en Madrid significa cruzarse con el Museo del Prado mucho más a menudo de lo que creemos. El edificio, en el distrito de Retiro, forma parte del paisaje del eje Recoletos–Prado, compartiendo protagonismo con el Jardín Botánico, el Real Jardín de Atocha y el barrio de los Jerónimos. Sin embargo, El Prado cotidiano recuerda que la relación entre el museo y la ciudad no se agota en la postal clásica de su fachada: continúa en las casas de estudiantes que llegan a la capital, en los pisos compartidos que decoran sus paredes con pósters de la tienda del museo y en las bibliotecas de barrio con catálogos ya manoseados.
Además, el proyecto conecta muy bien con el estilo de vida de los jóvenes profesionales de Madrid, siempre a medio camino entre la agenda cultural y la vida doméstica. Puedes pasar la mañana trabajando en un coworking de Chamberí y, por la tarde, escaparte al Paseo del Prado para ver un cuadro que llevas años mirando en una lámina sobre tu escritorio. O al revés: descubrir primero una obra en el museo y terminar colgando su reproducción en el salón de tu piso en Retiro o Arganzuela. El Prado cotidiano funciona así como un puente entre la gran institución cultural y el día a día de quienes la rodean.
Cómo participar y disfrutar al máximo de El Prado cotidiano
Uno de los puntos fuertes de El Prado cotidiano es que no se concibe como una exposición cerrada, sino como un proyecto en crecimiento. El museo sigue animando a compartir imágenes de reproducciones del Prado que vivan en casas, oficinas, comercios, centros educativos o cualquier otro espacio habitual. La invitación incluye también audios, lo que permite que algunas historias se cuenten con la propia voz de sus protagonistas, añadiendo matices, acentos y entonaciones que enriquecen todavía más el relato colectivo.
Si te apetece explorarlo desde Madrid, una buena idea es combinar visita física y visita digital. Puedes comenzar el día recorriendo las salas del Prado, fijándote en aquellas obras que ya conoces de memoria porque están en tu casa o en la de tus padres. Después, en casa o en una cafetería cercana al museo, entra en El Prado cotidiano y busca historias relacionadas con esas mismas piezas. En muchos casos descubrirás que alguien en Sevilla, Ourense, Ciudad Real o Montevideo convive con la misma imagen que tú, pero cargada de recuerdos completamente distintos. Esa sensación de comunidad silenciosa es uno de los mayores logros del proyecto.
Galería de fotos
Dale una vuelta completa a tu Prado cotidiano y déjate inspirar por esta galería de imágenes compartidas desde hogares de todo el mundo.
